SUFICIENTEMENTE BUENO: Romper con el Mito de la Perfección

Vivimos en una sociedad obsesionada con la perfección. Siento que desde pequeños, nos enseñan que debemos aspirar a ser los mejores, a no conformarnos, y a buscar siempre la excelencia. Pero, en esta búsqueda incesante por la perfección, muchas veces perdemos de vista lo que realmente importa: la satisfacción de saber que hemos hecho lo mejor que podíamos en ese momento. La realidad es que lo “suficientemente bueno” puede ser más poderoso que la perfección misma. Como dijo Michelle Obama, “el éxito no tiene nada que ver con la perfección.”

 

EL ENGAÑO DE LA PERFECCIÓN

Pienso que la perfección es un ideal inalcanzable. Es una meta que se mueve constantemente, un espejismo que nos consume y nos impide disfrutar del presente. Es fácil caer en la trampa de creer que si algo no es perfecto, no es válido. Pero, ¿qué es la perfección? ¿Quién decide cuándo algo es perfecto? La verdad es que la perfección es subjetiva y, muchas veces, un enemigo de la creatividad y el progreso. El perfeccionismo puede paralizarnos, haciéndonos creer que nunca somos lo suficientemente buenos o que nuestros esfuerzos no valen la pena hasta que alcancen ese estándar inalcanzable.

IMPERFECCIONISMO: EL NUEVO CAMINO

En lugar de perseguir la perfección, te invito a abrazar el “imperfeccionismo”. Este término permite reconocer que lo imperfecto también tiene valor, que nuestras fallas y errores son parte integral de nuestro crecimiento y aprendizaje. El imperfeccionismo no significa conformarse con la mediocridad, sino aceptar que lo que hacemos, con sus defectos y todo, es valioso. Es entender que nuestra mejor versión no es perfecta, pero sí suficiente.

¿CUÁNDO DEJAR DE PERFECCIONAR?

Uno de los mayores retos es saber cuándo parar. Es natural querer mejorar, ajustar y afinar lo que hacemos. Pero, llega un punto en el que debemos preguntarnos si seguir adelante realmente añade valor o si, por el contrario, estamos atrapados en un ciclo interminable de perfeccionismo. Creo que es clave saber identificar cuándo algo es “suficientemente bueno”. Ese es el momento en el que hemos alcanzado el propósito que nos propusimos y podemos dar el siguiente paso sin temor a no haber alcanzado la perfección.

Aceptar que lo “suficientemente bueno” es suficiente no significa renunciar a nuestros sueños o conformarnos con menos. Al contrario, es una forma de liberar nuestra mente y energía para enfocarnos en lo que realmente importa: nuestro crecimiento, nuestra creatividad y nuestra felicidad. Al final del día, lo que más importa no es alcanzar la perfección, sino disfrutar del camino, aprender de nuestras experiencias y reconocer que somos suficientes tal como somos.

Como en una obra de arte no terminada, a veces la verdadera belleza está en lo que falta, en lo que dejamos a la interpretación, en las imperfecciones que nos hacen humanos. La perfección puede ser una prisión: en lugar de buscar ser perfectos, busquemos ser auténticos. El mundo no necesita perfección; necesita más personas dispuestas a mostrarse tal como son, con todo y sus imperfecciones.

Gracias por estar aquí, nos vemos en el próximo episodio de CONECTA PUNTOS.

@chanojurado

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